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CEDIE y sociedad: Espacio de Divulgación Científica a la Sociedad
Los colores de la biotecnología
Por Cecilia Centola
Hoy en día muchos estamos familiarizados con el término biotecnología, pero ¿qué es realmente esta rama de la ciencia? ¿qué aportes hace a nuestra vida cotidiana? Aunque parezca mentira, la biotecnología nos acompaña desde hace muchos siglos atrás. Ya en la antigüedad las personas cocinaban pan y bebían vino, procesos en los cuales se utilizan microorganismos capaces de fermentar para lograr, por un lado, que el bollo leve y, por el otro, que se produzca alcohol. Es decir, ambos son procesos biotecnológicos: hacen uso de organismos vivos, sus partes, derivados o información sobre los mismos para la generación de bienes y servicios útiles para el ser humano. Sin embargo, las personas a cargo de la producción de dichos alimentos tenían saberes acordes a la época y probablemente no sabían lo que en realidad estaba pasando a nivel microscópico o, al menos, no tenían a disposición los conocimientos y las herramientas como para saberlo. Mucho menos contaban con la capacidad de producir a gran escala. Dichos conocimientos se adquirieron mucho más adelante en la historia, principalmente a mediados del siglo pasado y gracias al avance de la tecnología.
Posiblemente, el descubrimiento más importante que permitió el desarrollo de la biotecnología como la conocemos hoy en día fue el del ADN (Watson y Crick, 1953), lo que determinó cómo es y cómo se organiza el material genético en las células. En el ser humano, por ejemplo, determina desde el color de nuestra piel hasta la predisposición que tenemos para desarrollar ciertas enfermedades. Todo el conocimiento que existe actualmente sobre el ADN determina un nuevo lenguaje con reglas propias: el lenguaje genético. De modo que al codificarlo podemos intervenirlo al punto que nos permita, por ejemplo, desarrollar nuevos tratamientos para ciertas enfermedades. Ahora bien, este desarrollo forma parte de una rama de la biotecnología. Actualmente, se la puede dividir en colores según sus campos de aplicación, que son muy amplios y diversos.
En primer lugar, se encuentra la biotecnología roja, cuyo campo de aplicación es la salud humana. Los avances en esta área consisten en terapias génicas, kits de diagnóstico y vacunas, como por ejemplo las que se desarrollaron en los últimos años frente a la pandemia de COVID 19. De la misma forma, la biotecnología verde engloba las distintas aplicaciones en agricultura, como el desarrollo de biofertilizantes, biopesticidas y cultivos mejorados, como el algodón Bt (Bacillus turigiencis) que posee enzimas bacterianas que le permite ser resistente al ataque de ciertos insectos. La biotecnología amarilla, en cambio, incluye todo lo relacionado con el área alimentaria y busca mejorar continuamente los alimentos a través de técnicas que garanticen su calidad e inocuidad, como el desarrollo de mejores emulsionantes a partir de productos provenientes de microorganismos. Por su parte, la biotecnología blanca busca mejorar procesos industriales con el objetivo de reemplazar los agentes contaminantes que se usan hoy en día mediante, por ejemplo, la generación de bioenergía y bioplásticos a partir de biofilms. Por otro lado, la biotecnología gris se encarga de desarrollar estrategias de protección y cuidado del medioambiente mediante procesos de biorremediación, es decir, de recuperación de recursos naturales. A partir de tales procesos se puede llegar a eliminar, por ejemplo, metales pesados de aguas residuales gracias a la acción de determinadas bacterias. La biotecnología azul se aplica sobre animales marinos o acuáticos, y busca constantemente la mejora de la acuicultura, entre otros. La biotecnología marrón, relativa a aplicaciones veterinarias, se encarga del desarrollo de fármacos, vacunas y pruebas de diagnóstico para animales. La biotecnología dorada trabaja en el desarrollo de la bioinformática y la nanotecnología, mediante, por ejemplo, la creación de bancos de datos, como lo es el Banco Nacional de Datos Genéticos, y el desarrollo de nanopartículas capaces de transportar fármacos dirigidos a tejidos específicos para determinados tratamientos. Por último, la biotecnología violeta rige todas las cuestiones bioéticas y de propiedad intelectual, desde la implementación de normas de bioseguridad hasta la generación de patentes.
Los avances biotecnológicos están presentes en la comida y el agua que ingerimos, en el jabón en polvo que utilizamos, en las pipetas desparasitantes de nuestras mascotas, en el análisis de sangre que realizamos de vez en cuando, en el test de embarazo, entre muchos otros. Ahora bien, la biotecnología no representa algo bueno o malo en sí misma, sino que cada individuo debería tener un posicionamiento ético como profesional al momento de evaluar su aplicabilidad. La implementación de herramientas biotecnológicas requiere una toma de conciencia e implica compromiso y responsabilidad para con la sociedad. Demás esta decir que dichas herramientas van a estar a disposición de la sociedad y, por ende, repercutirán en ella.
En conclusión, podemos decir que la biotecnología está presente en muchísimos aspectos de nuestras vidas, a la vez que varias de las aplicaciones utilizadas hoy en día son, en verdad, prácticas antiguas con métodos novedosos. Es que el objetivo siempre fue y será hacer nuestra vida un poco más fácil. Básicamente, se trata de proponer soluciones biológicas para problemas biológicos o no biológicos.
Autor: Lic Cecilia Lucía Centola
Grupo: Metabolitos de Interés en la Fisiopatología Gonadal
Editores: Ana Chiesa, María Noel Galardo, Héctor Jasper, Patricia Pennisi, Rodolfo Rey
Consejo Editorial "CEDIE y Sociedad"
* No se pretende infringir derechos de autor. La figura es una representación meramente ilustrativa.