El desarrollo puberal en la niña es un proceso biológico complejo coordinado por la unidad hipotálamo-hipofisaria con múltiples niveles de regulación. Se caracteriza por profundos cambios moleculares y hormonales en el eje compuesto por: la unidad neurona hipotalámica productora de hormona liberadora de gonadotrofinas (GnRH)- gonadotrofinas hipofisárias (hormona luteinizante-LH y hormona folículoestimulante-FSH) – y ovario. Este eje se encuentra activo desde la vida fetal, dicha actividad persiste en el período neonatal y en los primeros dos años de vida en la niña, y luego se atenúa en la infancia (etapa prepuberal). Antes del inicio clínico de la pubertad el eje reinicia su actividad para alcanzar su maduración completa con la adquisición de la capacidad reproductiva en la adolescencia. En las etapas de mayor actividad, es posible, mediante determinaciones hormonales por inmunoensayos ultrasensibles, complementar los exámenes clínicos y de imágenes y arribar a diagnósticos de certeza en patologías del eje ovárico. En las etapas de menor actividad, es un verdadero desafío la exploración funcional mediante estímulos hormonales adecuados que permitan evaluar la función hipófiso-ovárica.

El síndrome de poliquistosis ovárica (PCOS) afecta entre un 5 al 10% de las mujeres en edad reproductiva. Su expresión clínica comienza en edad perimenárquica y, si bien fue descripto hace casi 80 años, hasta el presente, los mecanismos fisiopatológicos que lo originan no se conocen con certeza. Establecer las características endocrino-metabólicas del síndrome en adolescentes contribuirá a establecer un diagnóstico más específico de la enfermedad, a detectar factores de riesgo metabólico, con impacto a futuro en complicaciones cardiovasculares,y a implementar medidas preventivas de las mismas.